Ya pocos recuerdos me quedan, son muchas las cosas que he olvidado, por cada recuerdo perdido recibo pedacitos de nostalgia, poco a poco y sin querer, voy perdiendo parte de mí.
Los recuerdos hacen crecer la vida un poco cada día, cada uno nos hace más inteligente, más astuto, pero sobre todo más maduro.
Perdiendo recuerdos me siento incompleta, como si con ellos partiera lo aprendido, como si quedara un vacio.
Es irónico, pero los malos momentos no se olvidan, nos dejan marcados, se recuerdan como ayer, se quedan allí, amargando el corazón en cada recordar.
Recuerdos inclementes, molestar por molestar, no querer ser un buen recuerdo, no querer hacer crecer la vida de los demás, la de ellos es tan mediocre, que solo pueden dejar mediocridad.
Perdiendo recuerdos, dejando de recordar.
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