miércoles, 8 de octubre de 2014

Sueños


Y esta mañana al despertar
Me encontré de nuevo
Con una multitud de personajes
Metidos todos en mi cabeza
Nuevamente con esa sensación  
De estar buscándote en todas partes.


Algunas veces me pregunto
Cómo caben tantas historias
En unas pocas horas de sueño
Pero mi mayor interrogante es
Por qué no eres tú
Ninguna de esas historias.


He llegado a pensar
Que mis sueños me traicionan
Que se vuelven en mi contra
Con el único objetivo
De que no estés en ellos
Tan solo, porque no estás aquí.





jueves, 21 de agosto de 2014

Leyenda Urbana

Una mañana de camino a la Oficina, escucho una antigua leyenda, que data desde la existencia del subterráneo, de esas que van rodando de boca en boca y de generación en generación. Ese día mientras leía un libro sentada en un vagón del tren, alguien comenzó a narrarla  y ella no pudo evitar escuchar, ni que le llamara la atención. No alcanzo al ver el rostro de quien hablaba, pero bien podía imaginar sus gestos por su forma de hablar.

Esta leyenda cuenta, que cuando comenzó a funcionar el subterráneo y este aún no se había convertido ni en la novedad, ni en la necesidad de la mayoría de los habitantes de la Ciudad, se comenzó a ver en los andenes medios vacios merodear al Amor. Diferentes personas decían haberse cruzado con él en algún andén del subterráneo mientras esperaban el tren,  otros en cambio habían terminado sentados a su lado en el algún vagón.

Con el pasar de los años fue creciendo la población en la Ciudad, así como también fue cambiando el estilo de vida de sus habitantes. Los andenes y trenes del subterráneo ahora vivían explotados de personas, siempre desesperadas y peleando por llegar a algún lugar. Tras este inevitable fenómeno poblacional se volvieron cada vez menos frecuentes los reportes de que alguien se hubiese cruzado con el Amor en alguna estación. Aún así, de tiempo en tiempo, alguna persona contaba haberlo visto caminando por un túnel del subterráneo, pero debido a la velocidad del tren y la escasa luz, tales visiones se volvían poco creíbles para quienes las escuchaban. Fue así como no solo el Amor, sino también su leyenda en el subterráneo, se fue perdiendo en el tiempo.

Ella siguió escuchando atenta el relato, mientras simulaba recorrer las líneas del libro en sus manos y fingía no darse por enterada de la conversación, hasta que en la siguiente estación el sujeto bajo del tren y ella tuvo que resistir el impulso de levantarse e ir tras él. En su asiento intrigada, con el libro sobre sus piernas y la mirada perdida entre las personas, se preguntaba cómo es que no había escuchado antes esa historia, hecho que a vez la hacía poco veras. Ahora, sin mayor referencia, ella se preguntaba si la leyenda era cierta, si realmente alguna vez el Amor se dio a la tarea de vagar por los andenes y vagones del subterráneo, y en tal caso, por qué dejo de hacerlo o a dónde se había ido.

Ese día no pudo transcurrir normal para ella, no lograba sacar de su cabeza la conversación del sujeto en el vagón, la repetía una y otra vez en su mente, hasta el punto en que comenzó a dar rienda suelta a su imaginación. Imaginaba lo que habría sido en los inicios de los años 80 toparse con él caminando por alguna estación y la impresión que esto causaría. Con facilidad comenzó a recrear en su mente los posibles encuentros, en algún vagón o andén.  

A medida que transcurrieron los días y aunado a sus viajes en el subterráneo fue creciendo más su fascinación por esta historia, pero por más que indagaba no era mucho lo que podía saber al respecto, incluso durante varios días probo subir al tren a la misma hora y en el mismo punto en el que coincidió con aquel narrador, que indirectamente le develo la historia, con la esperanza de obtener más información, pero no fue posible repetir la coincidencia.

Desde ese día el uso común del subterráneo se convirtió para ella en casi una obsesión, en la que no paraba de recorrer con su vista cada lugar de las estaciones, mientras caminaba o esperaba que llegara el tren. Las ocasiones parecían pocas ahora para ella, no alcanzaban las oportunidades para visitar estaciones, cambiar de andenes, subir a diferentes trenes y vagones, pero ¿cuán probable era que se topara con el Amor? Algunas veces incluso llego a perder su mirada en algún túnel, mientras esperaba en un extremo del andén, conteniendo el deseo de adentrarse por la caminaría del túnel, prohibida para los usuarios y de uso solo en caso de emergencias o para los obreros en tareas de mantenimiento.

En algún momento  estuvo a punto de darse por vencida y llego a creer que era una tonta por haber creído esa historia que nunca antes había escuchado, pero otros días despertaba convencida de que la leyenda era real e iniciaba de nuevo sus recorridos por el subterráneo.

Así se convirtió en uno de esos personajes característicos del subterráneo y a la larga de la Ciudad, una especie de Penélope del subterráneo, pero especialmente fue así como ella se convirtió en una Leyenda Urbana más.  
  


viernes, 13 de junio de 2014

Alarmista

Llegas con tu presencia
Fingiéndote desapercibida
Y toda de bajo perfil
Paseándote por los pasillos
Deteniéndote en algún estante
Con un aparente interés
En cierta hilera de libros
Tomas uno en tus manos
Y simulas no estar allí
Encerrando la música en tus oídos
Sellándolos con los audífonos
Inexpresiva, crees tú
Casi invisible para ti
Lees detenidamente el prologo
Y luego lo regresas a su lugar
Continúas tu viaje en el anaquel
Ahora con otro libro en tu mano
Pareciera ser el ganador
Lo sujetas en tu brazo con fuerza
Como si se pudiese escapar
Mientras paseas tu mirada
Buscando algo más
Lo consigues y caminas a la caja
Casi con expresión de tristeza
Invadida de la nostalgia
De quien no quiere terminar de viajar
Pagas y abres la puerta a la calle
Golpeando el aire en tu partida
Dejando la estela atrás
De tu presencia alarmista
Con que perturbas cada lugar
Sin siquiera dejar escuchar tu voz.