miércoles, 16 de junio de 2010

Un día de diferencia

Un día de diferencia
para tenerte en nuestros brazos
contemplar tus ojos cerrados al dormir
verte sonreír


Un día de diferencia
para soñarte creciendo y corriendo
jugando en la grama del parque
bajando por el tobogán


Un día de diferencia
entre sentir tu tierna piel
acariciar tus pequeñas manos
besar las plantas de tus pies


Un día de diferencia
en que te vistieran de tiernas caricias
de dulces besos
de cálidos abrazos


Solo un día fue la diferencia…
Solo un día para que estuvieras aquí…



Nota: Lamentablemente basta solo un día, unas horas, unos minutos o la ineptitud de una persona para que se haga la diferencia en un hecho.

martes, 1 de junio de 2010

Daniela


Al fin duerme el estrés del día y el té de la noche, mientras en su transcurrir llego a creer que lograre obtener las horas de sueño necesarias para repararme, solo interrumpibles por el despertador cuando este se decida a sonar. Llegue a creer que realmente lo lograría, pero mientras dormía pensaba, así que todo lo anterior era solo una ilusión.

Una mezcla de los pensamientos del día termino resultando el dormir de esta noche, extrañeza de sueño de locuras sin sentido, extrañeza típica de largos días y de pensamientos recurrentes.

En el sueño una conversación me cuenta una historia en la que está tu nombre, también el de una canción, un cuento infantil con dolor de adulto y el sentimiento de alguien más del día. También una casa y una loca que corre por ella. De principio a fin está presente una sensación de angustia que no abandona hasta que la luz del día trasluce la cortina de la habitación.

La sensación de angustia me obliga a despertar. Ahora en la cama con los ojos cerrados abrazo la almohada boca abajo con un corazón aún agitado de ansiedad. Intento no dejar escapar las partes del rompecabezas que se hizo mientras dormía, pero lo que logro es agitar más el corazón. Trato de retener los pedazos claves mientras aumenta la angustia de ansiedad; el cuento, ella, Nueva York, tu nombre colado en todo esto, yo corriendo en el sueño. Insisto en completar en la cabeza toda la historia, descifrar que pasaba exactamente en el sueño, el corazón agitado, la alarma a través de la pared me hace suponer que se comenzaran a levantar las personas, recuerdo el reloj de muñeca al que accidentalmente suelo activar la alarma, tal vez la active nuevamente porque nadie se levanto. Me pongo de pie, enciendo la computadora y mientras voy al baño.

Ahora sentada trato de armar lo que paso. Coloco la nueva canción que adopte y que escuche varias veces durante el día, y que termino dándole nombre a ella, Daniela.

La conversación cuenta que Daniela y él eran, pero se pierde la parte de la historia que explica lo que paso con los dos. Solo puedo recordar que él no rompió su corazón, que él también sufrió el dolor de Daniela, solo eso recuerdo y la sensación de separación como único remedio para los dos, el insoportable dolor que toma a Daniela y se la lleva a Nueva York creyendo así fabricar muros a su dolor, pensando que lograra encerrar el amor en las paredes del olvido, desaparecerlo entre grandes edificios y congelarlo con el frio invernal. Nueva York es solo su nueva dirección, su amor no se encierra ni se congela y ella apenas puede vivir cargando su dolor; pero él, no sé qué paso con él en la historia, eso me intriga, solo se coló su nombre al inicio de la conversación que cuenta que Daniela y él fueron, luego cierra el final del cuento de Daniela dedicado a él. Entre sentir su dolor alcanzo a ver la ilustración de una niña que va por un camino en bicicleta, la hoja que dice fin y su amor estampando tu nombre al final.

En la confusión típica de estos locos sueños, se me atraviesa un recuerdo, no llego a sentir mi dolor pensando en el de ella y en el tuyo también, queriendo saber qué paso, por qué tanto amor no pudo, trato de entender si el sueño es de mi por ti sin ti, si Daniela soy yo en el sueño. En la canción quiero ser Daniela, pero en el sueño no quiero serlo, no quiero su dolor que no deja vivir, la angustia de estar separada de ti.

Dormida siento a Daniela real y a toda la historia como si fuese parte de tu vida, y por un momento siento tener todas las respuestas acerca de ti, como si hiciera el gran descubrimiento y despierto. Despierto e intento descifrar esta parte del sueño; Daniela, tu, Nueva York, el dolor inmenso, solo puedo concluir la mezcla del día. Tu siempre en mi recuerdo, la canción que escuche hoy una y otra vez (Daniela), mi amiga con su dolor.

Daniela escribe en nueva York un cuento, con ilustraciones en las que suele haber algún conejo, pero en este no hay conejos, hay una niña que va en bicicleta a la farmacia por un remedio. Es un lindo cuento, pero Daniela es la niña que va en la bicicleta, va a la farmacia por un remedio que alivie el dolor. Para los niños todos los dolores, pequeños o grandes, son insoportables porque no saben el por qué de su dolor, pero Daniela con dolor va en su bicicleta, como los niños cuando olvidan jugando el golpe que se dieron al caer. Daniela es la niña en la bicicleta, su dolor es el de su corazón, el remedio su esperanza de que un día sanara, pero eso no pasara. Al final del cuento, del cual no recuerdo nada más, esta su amor en tu nombre dedicándolo a ti.

Ahora en la angustia de Daniela, que también supongo sufres tu, en la angustia de no saber qué paso, me olvido hasta de mi propio dolor y en esta locura de sueño corro de un lugar a otro dentro de una casa en reparación con herramientas regadas por todas partes, el espacio se queda pequeño así que toca dar varias vueltas en el mismo lugar y despierto.

Despierto y trato de entender ahora qué soñé. Pensar tanto en una cosa no hace bien, termina armando sueños locos al dormir, pensar siempre en ti no hace bien, termina haciendo aparecer tu nombre al final de un cuento y conmigo en la computadora escribiendo de nuevo sin dormir. Pensar tanto en un problema no es bueno, termina metido en tu sueño haciéndote correr, y ahora no hablo de ti, ni de Daniela, hablo de la casa en reparación y de las herramientas regadas en el suelo.

Desperté, trato de calmar la ansiedad que este loco sueño produjo en mi corazón. Pienso en Daniela, quien quizás no existió o sí, pero no así se llamo, o tal vez sí existió pero no se fue a Nueva York, casi lloro por ella, me pregunto qué hago despierta a estas horas, por qué estoy en la computadora escribiendo esta locura sin sentido, porque hago un rompecabezas intencional a mitad de la madrugada, en completa oscuridad y escuchando esta canción, me lo pregunto pregunto y despierto.