viernes, 23 de diciembre de 2011

Razones de peso


Por razones de peso
mi piel es morena
mis cabellos rizados
y el color de mis ojos café.

Por razones de peso
soy Robles
soy Rodríguez
un poco Sánchez
y también Farfán.

Por razones de peso
soy quien soy
la sangre mezclada
y las venas selladas.

Por razones de peso
soy de aquí
del rio y del mar
de la montaña y del asfalto
del Arpa y del Cuatro.

Por razones de peso
soy mi Padre y mi Madre
mi Abuelo y mi Abuela
soy lo que soy.

Sra. Nana


Creo que nunca llegamos a tener muy claro el tema de tu nombre. Petra Romelia, o había también algún Florencia por allí. Te das cuenta, nunca quedo muy claro el asunto.


Peor la tuvieron los vecinos e incluso algunos de tus amigos. Seguramente muchos te conocían de toda la vida y no llegaron a saber cómo te llamabas.


Sra. Nana, entonces me sonaba tan normal, si hoy lo escuchara me causaría gracia. Aún puedo recordar a algún muchacho del barrio conversando contigo en el patio, diciéndote Sra. Nana. Cómo se puede llamar a alguien por su sobrenombre y anteponerle un Señora. No cabe duda que el respeto mismo obligaba a hacerlo e imponía también pasar por alto el hecho de no saber tu nombre.


A la final resulto más desconocida aún  la razón de tu sobrenombre. Creo que nos era tan natural que te llamaran Sra. Nana, que nunca nos dio curiosidad saber el por qué o desde cuando te nombraban de esa manera.  Solo hasta ahora que escribo estas líneas me lo he preguntado y he remitido la interrogante a mi Padre, quien no sé si sorprendido o puesto al descubierto, me devolvió otra pregunta,-Por qué preguntas eso ahora, después de tantos años. Luego en una conversación confesábamos ignorar los motivos y aceptar lo evidente, que niñera nunca fuiste, así que de por allí no venía lo de Sra. Nana.


No se trata de ningún misterio o de algún secreto muy bien guardado, la verdad creo que para nosotros no represento mayor importancia el saberlo. Lo importante es que eras tú. Nuestra Nana.  La Sra. Nana.

Azul



¿Sera que algunas veces olvidas que sigo aquí?
Que debes en cuando me asomo a  la ventana
Solo para ver un pedacito de cielo.


Azul. Azul era el cielo de hoy
Lo obvio no es tan obvio
Era un hermoso azul el de hoy
Lo hermoso no siempre es obvio
Los ojos no siempre notan la hermosura
No basta con poder mirar para ver lo hermoso
No se necesita una carta de colores para reconocer el azul
Solo hace falta sentir,  tocar con la mirada
Para  amar un pedacito de cielo azul.


Yo sigo estando aquí
Asomándome de vez en cuando a la ventana
Y tocando el cielo azul con mi mirada.



martes, 4 de octubre de 2011

Don Astolfo



Está de pie Don Astolfo antes de que cante el gallo. Mientras  cuela el café observa por la ventanilla a dos borrachos reposados en una pared, abrazados fuertemente a su botella de cocuy.



Corretea Don Astolfo en alpargata a unas gallinas que intentan entrar a la casa, mientras el olor del café se mezcla con el de la humedad guardada en las viejas paredes de bahareque.


Saborea el café sentado en el chinchorro, mientras observa una caña brava en el techo como diciéndole que ya no aguanta más. - ¡Hay carai! Que un día de estos me lo tira encima el techo el aguacero y yo ni me entero.

Junta Don Astolfo unos frijoles cuando le hace levantar  la mirada las picaras carcajadas de unas muchachas que juguetean al caminar. – Ya las veo correteando mocosos por la calle. No es que sea Don Astolfo adivino, es solo la misma historia repetida con diferencia de rostros y un poco en edades, pero todas circunstancias similares.

Cae la noche y se apaga la vela. Una araña inicia su paciente trabajo en el mecate que sujeta el chinchorro y que soporta el peso que deja caer Don Astolfo. Recuerda cada noche al recostarse, que justo ese fue el último chinchorro que tejió Doña María poco antes de morir.

Duerme la noche Don Astolfo con el recuerdo de Doña María dibujado en su cara. Ya no lo despiertan los perros que ladran en la madrugada, ni el palo de agua que amenaza con derrumbar la casa, tampoco se entera ya de la inminente crecida del rio que en sus entrañas lo arrastrara.

Fotografía: Natalí Robles



lunes, 3 de octubre de 2011

Ernesto




Ernesto piensa que es un pez, será porque siempre se ha sentido como flotando en el agua. No entiende bien por qué siempre esta estático, por qué no se mueve, ni aletea, por qué solo flota. En especial no entiende por qué todo se ve igual y porque no lo acompañan otros peces en su mar.

Ahora que Ernesto ha crecido un poco más, entendió que su casa en realidad es una piscina y se ha convencido de que otros están por llegar, porque siempre escucha voces que lo llaman por su nombre y que le dicen que pronto se verán.

Ernesto ya ha crecido mucho, pero no alcanza a comprende por qué la piscina se ha hecho tan pequeña y se preocupa porque no hay espacio para todos los que están por llegar.

Está muy emocionado Ernesto, ansioso por el anunciado encuentro. Cada vez escucha más alegres las voces que le hablan y que dicen que ya quieren estar junto a él.

Ernesto ha despertado repentinamente, siente que le falta el aire, que su piscina se ha quedado sin agua. Una fuerte presión lo obliga a abandonar su hogar y a desembocar en un gran vacio. Aprisiona sus ojos fuertemente, en un intento por impedir que los recién aparecidos rayos de luz lo quieran cegar.

Lentamente Ernesto decide abrir sus ojos, tentado por una dulce voz que le susurra cuanto lo quiere,  cuan esperado fue, pero nada esta nítido aún cuando intenta mirar.

Los ojos de Ernesto se deleitan ahora de las nítidas imágenes que lo rodean y llega a comprender completamente la realidad, se ha mudado a una piscina mucho más grande con otros peces que no paran de hablar, de reír, de cantar.

Aún no comprende bien Ernesto por qué esta nueva piscina esta llena de aire, pero por el momento, solo le preocupa aprender a flotar.

Anabel


Anabel brinca sus 11 años por la acera mientras va a la Escuela. En el recreo ya abandono los juegos infantiles, por hablar con sus amigas de temas pre-adolescentes en el cuartico del fondo.

Anabel con sus 13 años sueña ser la Princesa de alguien, mientras piensa en matinées y los tennis nuevos que se pondrá.

Anabel ahora baja una de las calles del barrio que la vio crecer, vive en una pequeña habitación un poco más arriba de donde siempre vivió con su familia. Sus cabellos son largos, siguen siendo rubio natural, pero descuidados.  Su cutis se ha marchitado por la vida. Del lado izquierdo lleva encajado en su cintura un niño, mientras cuelga de su brazo derecho otro pequeño. Adelante va brincando su hijo mayor, igual que Anabel brincaba la acera a sus 11 años.

Ya no recuerda Anabel cuando tenía 11 años. Olvido que una vez quiso ser princesa de alguien, también el color de los tennis que de antojo un día le compraron.

No recuerda Anabel como termino con un marido en la cárcel y con tres muchachos que alimentar. Olvido ya como su cuerpo aprendió a soportar el peso, mientras cuenta uno a uno cada escalón, de los 120 que debe pisar para llegar a su hogar.

domingo, 2 de octubre de 2011

¿Hace cuanto no te dan un beso?


¿Hace cuanto no te dan un beso?, me preguntaste. Cómo es que un amigo se atreve a preguntar sobre el desuso de mis labios. Cómo osas a cruzar la línea, que aún en la amistad, no se debe cruzar. Sera que llegaste a creer que el  tiempo de confidencias te otorgo licencia para preguntar.

Hay líneas que no se cruzan, preguntas en especial que no se hacen a una mujer. Cada una según sus miedos, se niega a responder sobre ciertos temas, terminando rodeadas de un fascinante misterio que no es tal.

¿Cuantos años tienes? ¿Cual es tu peso? Esas serían preguntas que uno podría esperar y que el común de las mujeres evadiría responder, pero que un amigo pregunte inesperadamente por tu último beso, eso no se podría esperar.

¿Hace cuanto no te dan un beso? Entre amigos es sencillo evadir las respuestas a algunas preguntas. Das un golpe en el hombro seguido de un ¿qué te pasa?, acompañado de alguna frase ridiculizante, buscando neutralizar cualquier segundo intento por volver a preguntar, y en caso de no lograrlo, intentar un último bloqueo subiendo el tono y el ataque, ¡Hay vale! ¡¿Ahora qué te dio?! ¡¿Te hizo daño el sol?!

Una abrupta interrupción ocasionaste en lo que hacia. ¿Hace cuanto no te dan un beso? Me quede inmutada y con la cabeza conmocionada, en la búsqueda de comprender cómo un amigo formula una pregunta que suele tener segundas intenciones.

Te quedaste sin una respuesta. Te di tu merecido golpe en el hombro y adicionalmente te ofrecí unas cuantas cachetadas para sacudirte la idiotez. Seguí con lo que hacia, dejando correr un tiempo prudencial antes de levantarme y retirarme, pensando que así no levantaría sospechas, ni haría evidente mi conmoción.

Continué escribiendo sin poder concentrarme, cuando estaba a punto de lograrlo algún disparatado pensamiento me saltaba. Ahora por qué viene este a hacerme semejante pregunta, pretenderá verme con los dedos contando los años o haciendo restas de ellos en la calculadora. El tiempo que pasaría desempolvando la memoria para recordar mi último beso, traducirlo a una fecha aproximada y convertirlo a una cantidad expresada en años.

Supondrás que no había nada de malo en responder tu pregunta y la verdad es que no lo había, pero la vergüenza propia de una mujer y el mal pensamiento que nunca falta, no me dejaron responder.

Habría cambiado alguna cosa entre nosotros, si te hubiese dicho que hace diez años no me besan. No imagino tu cara al intentar disimular tu sorpresa ante mi respuesta, pero si puedo imaginar lo que ocurriría después.

Una vez enterado de la confidencia, mis labios correrían el riesgo de convertirse en el centro  de tu  atención y hasta en una meta. Las preguntas internas no pararían y serían fuente de constante interrupción entre las cosas que normalmente hacíamos juntos los dos.

Si tan rápido como respondiera se borrara de tu mente, no me importaría darte una respuesta, pero también estarían mis interrogantes. Qué pensabas cuando se te ocurrió esa pregunta o fue el simple ocio de tu mente quien la fabrico. Las cosas por las que te da cuando la pereza te ataca.
 
Ahora que no te respondí, la preocupación es otra. Pensaras que no lo hice por segundos motivos, por intereses guardados en el interludio de nuestra amistad.

Quizás el responder o no, tendría el mismo resultado, el inminente fin de nuestra amistad ante tus preguntas y mis interiores dudas.

Tal vez debí responder cuando preguntaste y luego sonreír por un segundo. Es probable que entonces nada cambiara.

Seguramente ya no pienses más en el tema y sea yo la que este lapidando nuestra amistad.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Reír






Para que se den por enterados
Yo prefiero reír a llorar
prefiero estar de pie a desplomarme
con eso no le falto el respeto a nadie
no le falto el respeto a la vida
ni tampoco a la muerte.

Yo prefiero reír cuando quiero
y  llorar cuando es lo que único que puedo.

Y detestare siempre la falsa política entre comillas
porque con esa, sí que se le falta el respeto a la vida.

Ya lo saben
Yo prefiero reír a llorar
aunque bien saben ustedes
Que Yo…
es poco lo que rió.

viernes, 15 de julio de 2011

Cubre mis ojos

“Pain and heaven
Pain and heaven.

Cover my eyes
The light falls on her face
Dangerous lines
Dangerous colours & shapes
Ferocious designs.”

Cover my eyes, Marillion.






Cubre mis ojos.

Tal vez así no escuche al enfermo quejarse
al niño llorar de hambre
y al anciano sollozar de miseria.

Cubre mis ojos.

Tal vez así deje de oler la fetidez del mundo
hundido en su podrida insensibilidad
y engordando su presumida pudrición.

Cubre mis ojos.

Tal vez así no sienta al sol atravesar los agujeros del cielo
ni a la tierra cuartearse en pedazos debajo de los pies
mientras los arboles van dejando de respirar.

Cubre mis ojos.

Tal vez así aprenda a caminar por la calle como un ciego
y a no ver a la madre que empuja la silla de ruedas
ni los carteles de desaparecidos en la pared.

Cubre mis ojos.

Tal vez así me olvide un día de ser un humano
y me sepulte en el Panteón de la Indiferencia
acompañado de las flores secas de la demencia.

Cubre mis ojos.

Tal vez así aprenda un día a no ver dentro de mí
a contener la lagrima antes de que llegue al parpado
y a coser mis los labios con la denigrante desidia.


Nota: Epígrafe tomado de la canción Cover my eyes de Marillion.

martes, 5 de julio de 2011

Arnoldo

Algunas veces me pregunto Arnoldo, cuánto espacio hay en mi cabeza como para que aún siga imaginando historias, claro también tendría que preguntarme de qué tamaño es tu paciencia como para seguir soportando mi incoherencia.

Aún recuerdo claramente el día que te conocí Arnoldo. Era temprano en la mañana, caminaba con prisa para llegar a tiempo a la Oficina. Las personas te observaban, mientras comentaban que se seguro te habías escapado de algún lugar, pero a mí no me importo. La que se armo ese día en la Oficina cuando no llegue a trabajar.

Como me cambiaste la vida Arnoldo con tu llegada. En casa ya nada fue igual, ni siquiera yo fui la misma después de aquel día. Cuantas peleas tuve con mi madre por tu causa, pero a mi nada me importo.

Llegaste a hacer de mi vida un revoltijo Arnoldo y mejor no hablemos de la habitación. Tus cosas regadas por todas partes, yo siempre recogiéndolas, no sé para qué, revisando que no quedara nada debajo de la cama, como si igual no iba a regresar todo al mismo lugar. Es como si te hubieses propuesto tener tu propio espacio dentro del mío.
Hay Arnoldo, no me gusta pensar en que un día te irás, pero sé que pasara. Un día no estarás para que me entretenga pasando mi mano sobre tu cabeza mientras leo o para que juegues a lamer mi pie mientras veo la tv. Entonces ya no subirás más a mi cama mientras duermo, ni te incrustaras en mis costillas una vez más.

No me gusta pensar en cosas tristes Arnoldo, mejor pensemos en los nombres de tus cachorros porque ya están por llegar.

Natalia



Siente la superficie desconchada mientras pasa su mano sobre la baranda del vigésimo piso. La pasea de un extremo a otro sin detenerse, suavemente la desliza en su trayecto. Cierra los ojos y puede sentir las manos de su madre sujetando sus cabellos, mientras desliza el cepillo sobre ellos, separándolos proporcionalmente para iniciar su trenzado.


Se sujeta a la baranda, mientras juega a pasar su pie por el enrejado y cierra los ojos. Escucha el ruido de una rama en sus manos, al correrla sobre el enrejado del Colegio a la hora del recreo.

Abre los brazos aún en frente de la baranda con los ojos cerrados y siente el viento pasar entre ellos, mientras corre con su primo Juan por el patio de la abuela jugando a ser un avión.


Se sujeta fuertemente a la baranda, haciendo oposición al viento, su fuerza le hace creer que puede volar y cierra los ojos. Siente la resistencia del viento al ir ascendiendo en la montaña. Mira a lo lejos las hojas de las plantas degradas por el sol en sus orillas. El viento no puede evitar que sus pies pisen la cima y que sus ojos miren una vez más la Ciudad.


Ha comenzado a llover y la briza arrastra el rocío hasta su rostro. Cierra los ojos y ve a su madre llorar, mientras su padre, con los brazos apoyados en la mesa, sujeta su cabeza pareciendo no aceptar el tardío diagnostico de su enfermedad mental.


Sube los pies en la base de la reja, mientras se sujeta a la baranda e inclina su cuerpo mirando al suelo. Cierra los ojos y escucha los gritos esquizofrénicos del viento encerrados en su cabeza. La fuerza del suelo llama su cuerpo al vacio, mientras los fantasmas de su esquizofrenia bailan sobre su espalda.


Suelta sus manos de la baranda y deja girar su cuerpo por el viento, mientras danza con él un ballet clásico en el centro del pasillo del vigésimo piso.

Fotografía: Gabriel Davalos.

Quiero enamorarme de ti

Quiero enamorarme de tu ceño fruncido
cuando intentas entender lo que lees
sería la excusa perfecta
para desbaratar con mi dedo índice
la piel plegada entre tus cejas.

Quiero enamorarme
de que deformes la pasta dental al apretarla
sería la excusa perfecta
para entretenerme en las mañanas
jugando a emparejarla .

Quiero enamorarme de ti sentado una tarde
mientras miras un partido de beisbol
sería la excusa perfecta
para perderme entre tus notas
sin que me arranques con picardía las hojas.

Quiero enamorarme
de que te sientes a tomar café
sin haberte peinado aún en la mañana
sería la excusa perfecta
para que mis manos jugaran con tu cabello.

Quiero enamorarme de ti
cuando llegas cansado a casa
sería la excusa perfecta
para que buscaras mi regazo
y recostaras tu cabeza el.

Quiero enamorarme de ti
de tus ojos, de tu boca, de tus cosas
cuando un día aparezcas en mi vida
sería la excusa perfecta
para dejar a un lado tanta soledad.

martes, 31 de mayo de 2011

Final sin despedida

No recuerdo de dónde regresábamos ese día, tampoco la típica tontería por la que discutimos una vez más, solo sé que nos volteamos cada uno, sin siquiera un beso de despedida.

Llegue a la casa con la plena intención de no llamarte, que me llame él –pensaba-. A medida que pasaban los días más me lo reafirmaba, no lo llamare -me decía-, que me llame él, no daré mi brazo a torcer. Ni siquiera un mensaje te envíe en esos días, al menos para que supieras, que a pesar de todo, seguíamos aquí.

Pasaba el tiempo y comenzaba a pensar que ya era algo definitivo. Así será entonces, si eso quieres –me repetía-. ¿Sería eso lo que tú querías?, ¿Sera qué tu, aún me querías?. Ahora me lo pregunto, pero entonces…; ¡Hay orgullo! Que mal consejero resultaste ser.

Ya no recuerdo cuánto tiempo paso, qué te ocurrió, ni cómo me entere de la noticia, el saberlo en ese momento fue toda una confusión, un impacto tan grande que me hizo empezar una especie de viaje a otra dimensión. Un día regrese a la realidad. Mi madre seguía allí, esperando que volviera, que mi razón retornara y que sobre todo pudiese seguir viviendo con lo que había ocurrido. Sólo entonces lo comprendí, que ya no estabas, que este no llamarte, no enviarte un mensaje, sería para siempre, que simplemente ya no estarías más.

Me pregunto algunas veces, cuán diferente pudo haber sido todo, si tal vez ese mismo día yo te hubiese llamado, si hubiese dejado a un lado el inútil orgullo, si no nos hubiésemos quedado con nuestro disgusto. Me pregunto si con el tiempo habríamos aprendido a vivir con esas cosas tontas de cada uno que nos molestaban, si tal vez habríamos avanzado a lo que termina siendo la vida entre dos.

No tengo idea cuanto tiempo ha pasado ya, con el impacto todo lo he olvidado, o casi todo. No se ha borrado lo amargo, ni la culpa, ni ese beso que tatuaste con tu boca en mi hombro derecho, mientras hablábamos sentados en la playa. Sí, hablábamos. Muchas veces conversábamos, no todo era pelear, por algo aún estábamos juntos, por algo aún no nos habíamos mandado a volar.

Con el tiempo el cerebro juega a esconder los recuerdos, mientras que a otros los borra por completo, pero no te borra a ti, eso no lo pretendo permitir. Y los años que tan bien suelen hacer su trabajo, esta vez han fracasado. No han logrado borrar esta imposibilidad al querer echar el tiempo atrás, para entonces luchar, sin saberlo, porque vivas muchos días más.

viernes, 13 de mayo de 2011

Glosario

El siguiente glosario no respeta un orden específico.

Ineptitud: Señoras que se sientan a hablar de la vida ajena mientras se pintan las uñas.
Deprimente: Grupo de personas que comen fritanga en una esquina con las aguas negras corriendo a un lado.
Egoísmo: Dos perros que pelean por un hueso viejo en la parte trasera de una carnicería.
Tristeza: Color desteñido de las paredes de los edificios. Esmog acumulado en el cielo.
Inconsciencia: Dos ruedas y un casco con licencia para arrollar.
Traición: Nombre de puercoespín escondido en una caja de regalos.
Dolor: Las manos vacías de una madre. El llanto desesperado de un hijo.
Impotencia: Golpes encerrados en el corazón. Lágrimas en una hoya de presión.
Igualdad: Sinónimo de aquello con lo que, quienes la defienden, jamás la compararían. Exclusión.
Decepción: La palabra del día.

Glosario pendiente de traducción.

sábado, 23 de abril de 2011

Un regalo para tu día





Hoy quise regalarte algo para retribuirte un poco las palabras con las que siempre me alegras el día, así que salí a buscar flores, pero era muy temprano y no quise despertarlas, entonces trate de conseguir un rayito de sol, pero todos estaban ocupados haciendo el amanecer. Ya no tenía más tiempo y no quería salir sin darle un regalo a tu día, entonces quise regalarte una canción, pero cuando la busque no la conseguí, tal vez se escondió para que cuando la encuentre la consienta por la emoción, así que te debo una canción, no dejes de recordármelo, no sea que me escude en la rutina de los días para no hacerlo, mientras tanto espero te puedas conformar con estas simples líneas que me prestó mi corazón.

Luna llena



Mira la luna esta noche
hermoseando el cielo
luna llena
brillante
imponente
ni se notan las estrellas
su brillo las opaca
intensifica el color del cielo
lo oscuro se ve ahora negro intenso
las nubes se acercan
intentan cubrirla
correr un velo sobre ella
pero un halo la rodea
la hace impenetrable
formando una corona
mezcla de luz y niebla
en el centro la luna
ajena a su alrededor
esta noche es solo de ella
esta noche es de luna llena.

viernes, 22 de abril de 2011

¿Quién soy yo?

¿Quién soy yo?
Ni yo sé la respuesta a esa pregunta
¿Quién soy yo?
Pensaba hasta ayer que era un descuerdo más de los que caminan por la calle
De los que andan dándose trancazos con esa locura llamada “Vida”
Que en el mejor de los casos, aprenden después del tercer estrellón
Y entonces deciden irse ya contra una pared diferente
Hasta ayer pensaba yo que era uno de esos descuerdos
Pero en la incoherencia de otros, me llego la buena noticia
-No soy un descuerdo.
¿Quién soy yo?
Aunque lo parezca, no soy un descuerdo.

¿Quién soy yo?
No soy poeta, tampoco escritor
Aún así vengo arrastrada de líneas revueltas por dentro
Letras que oxigenan mi cabeza y se mezclan con mi sangre
Que corren por las venas llegando de golpe al corazón
Que gota a gota las bombea por las manos
¿Quién soy yo?
Creo que en este punto, he regresado a ser un descuerdo.

¿Quién soy yo?
(la pregunta sale, grita y retumba…)
¿Quién soy yo?
La verdad no importa
Importa está pegada manía que me traigo
La de perturbar a otros en esencia de letras
El creerme humilde invasora de pensamientos
De corazones abandonos, resignados
De locuras disfrazadas
De tristezas arrastradas
¿Y mi disfraz?
Lo llevo de lunes a viernes
De 8:00 a 12:00 y de 2:00 a 6:00
Vestuario para horario de oficina
Solo para atención al público en general
Los disfrazados de cordura.


Anécdota: Si alguien me preguntara que pensaba cuando escribí este texto, no sabría que responder, simplemente no lo recuerdo. Hoy revisaba borradores y encontré este texto, efectivamente es mío, son mis palabras, tiene mi locura salpicando por todos lados, pero no recuerdo la razón o el momento que lo escribí, curioso, pero agradable.

Taquicardia





Palpitaciones aceleradas
Dos minutos en reposo
Aguantar la respiración
Aumenta la velocidad
Se siente explotar
Saltando en el pecho
A punto de salir de un golpe
Se detiene un instante
Regresa a su estado normal
Latidos pausados
Completa calma
Vuelve a caminar
Fue solo una taquicardia
No te asustes corazón
Porque aún no te vas.

A la noche

Contra todo pronóstico le saque algo más a la noche.
Le saque más que unas cuantas lágrimas,
que unos tropezones en la oscuridad,
que empañarme un poco la vida.
También logre quitarle más que una tristeza añeja,
que una noche en vela en guardia de los recuerdos.
Contra todo pronóstico pude sacarle provecho a la noche,
robarle algunos secretos para llevarse mejor con la soledad
y otro tantos para no amarte más.

miércoles, 20 de abril de 2011

Quiero dibujar




Quiero dibujar
Hacer un dibujo bonito
Uno tal vez nada original
Con una casita toda de madera
Que tenga muchas flores al frente
Y un buzón en el portal
Que se note el frescor de la tierra
Pero también el verdor de la hierba.

Quiero dibujarle ventanas a la casa
Una hamaca que se mesa en las tardes
Ah! Hay que darle color de atardecer
Y también dibujar unas montañas
Que se vean desde la ventana
Y cuando este recostada en la hamaca
Ah! Pero tendría que dibujarme a mí en la hamaca
Tendría que dibujarme meciéndola
Apoyando el pie en la baranda del balcón
Ah! No les dije, también le quiero dibujar un balcón.

Tendría que dibujar también el silencio de la luna
¿Se puede dibujar el silencio?
Ah! Y por supuesto, también tendría que dibujar la luna
Porque los atardeceres solo duran pocas horas
Pero después llega la luna
Que también invita a las estrellas
Así que tendría que dibujar a las estrellas
Ah! Por supuesto, primero tendré que aprender a dibujar.

lunes, 11 de abril de 2011

Confusión gramatical

Las cosas tienen el nombre que es
Y son del color que se les pinta
Yo sé de qué tamaño son las palabras
Del de la mente de quien las piensa
Y del tamaño de la boca de quien las habla.

Hace rato que reviso los detalles de esta historia
Sus acentos, sus puntos y sus comas
Pero esta mala ortografía no deja clara las cosas
Es todo una confusión gramatical pasmosa
Un completo desastre emocional que conmociona.

Las palabras están atravesadas en la garganta
Pero la boca nada que las saca
Hay una idea que no se me aparta
Un miedo que me mantiene asustada
Preámbulo del final de una historia congelada.

Hace rato que reviso esta historia
Pero los detalles ya no importan
Los puntos, los acentos y las comas
No cambiaran la dirección que ahora toma
Solo el “punto y final” queda claro en esta hoja.

Hay quien...




Hay quien piensa que una brisa fría a las seis de la tarde hace de esta Ciudad un lugar especial, único en el planeta. También hay quien cree que los faroles son un adorno de la noche, habitados por enormes cigarrones, que de día duermen y de noche la pasan en vela.

Los primeros sumados a los segundos, son de los que aún caminan en la mañana por la playa mientras juegan a recoger piedras arrastradas por el mar. También son de los que van cuesta arriba por la montaña, mientras que en su cabeza forman un mosaico de palabras. Ellos son de los que se detienen a escuchar cantar al viento y a mirar a lo lejos las luces encendidas de la Ciudad.

En pocas palabras, los que aún creen, los primeros más los segundos, no son más que crédulos andantes, inhalantes de vida, transpirantes de sueños y fantasías. En pocas palabras, estos no son más que aquellos que no se resignan.

martes, 5 de abril de 2011

No importa

No importa
¿Realmente no importa?
Ni yo misma me lo creo
Esto no es más que resignación
Una coincidencia cruzada en el camino
Segundos de permeable ecuanimidad
Un impulso paralizado en nerviosismo.

Golpe bajo en desvalimiento
Jugada no permitida de último momento
Un asalto traidoramente ejecutado
Pero no importa
¿Realmente no importa?
Fue solo un instante preocupante de cordura
Pero ya está de vuelta la equilibrada locura.

No importa
¿Realmente no importa?
Regreso a mi mundo propio
Con permanencia exclusiva adquirida
Derecho de admisión reservado
Habitad natural desolado
Sin una puerta para salir.

Pero nada de lo anterior importa
¿Realmente no importa?

domingo, 13 de marzo de 2011

Niña malcriada

Me has convertido en tu niña malcriada
que cual golosinas quiere tus abrazos
el comic favorito que no paro de ver
el peluche apretujo a mis mejillas
yo dormida abrazada a él.

Soy la niña malcriada de tu querer
pero ya no te valen mis pataleos
mis grandes ganas de quererte ver
de que me digas, te quiero
de que me abraces vez tras vez.

Me has hecho una niña malcriada
de tanto consentir mi corazón
por eso ahora nada me puedes decir
nada me puedes reclamar
tu eres el culpable de tanta malcriadez.

Niña malcriada, berrinchera
huyendo antes de que le pegues otra vez
tirada al suelo llorando por tu culpa
chillando molestamente a tus oídos
creyendo que así que te hará volver.

Tu niña malcriada consentida
mira lo que has hecho de mi
manojo de niñerías destructoras
Caprichos maniáticos gracias a ti.