Anabel brinca sus 11 años por la acera
mientras va a la Escuela. En el recreo ya abandono los juegos infantiles, por hablar
con sus amigas de temas pre-adolescentes en el cuartico del fondo.
Anabel con sus 13 años sueña ser la
Princesa de alguien, mientras piensa en matinées y los tennis nuevos que se pondrá.
Anabel ahora baja una de las calles del
barrio que la vio crecer, vive en una pequeña habitación un poco más arriba de
donde siempre vivió con su familia. Sus cabellos son largos, siguen siendo
rubio natural, pero descuidados. Su
cutis se ha marchitado por la vida. Del lado izquierdo lleva encajado en su
cintura un niño, mientras cuelga de su brazo derecho otro pequeño. Adelante va
brincando su hijo mayor, igual que Anabel brincaba la acera a sus 11 años.
Ya no recuerda Anabel cuando tenía 11 años.
Olvido que una vez quiso ser princesa de alguien, también el color de los
tennis que de antojo un día le compraron.
No recuerda Anabel como termino con un
marido en la cárcel y con tres muchachos que alimentar. Olvido ya como su
cuerpo aprendió a soportar el peso, mientras cuenta uno a uno cada escalón, de
los 120 que debe pisar para llegar a su hogar.
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