jueves, 30 de diciembre de 2010

Acantilado



En el insomnio de la profundidad de la noche,
se escucha el rugir de las olas del mar,
arrastrándose al pie del acantilado,
socavando en cada estallido el arrecife.

En el aire se respira la humedad salitral,
impelida por el viento hasta las corroídas rejas.
La altura del risco desprende el eco del mar
y como espeluznante aullido se llega a escuchar.

Suspendidos se quedan en la atmosfera,
cinco segundos de silencio enmudecido.
Un sueño camina noctambulo,
por el resbaladizo borde del peñasco.

Vertiginosamente se lanzan al vacio,
fragmentos de una desgastada ilusión.
Los desintegran en la caída las rocas
y los disuelve el mar de la decepción.

Tristeza duerme

Déjame arrullar la tristeza con una canción de cuna,
encontrar la melodía que la sumerja en el olvido.
Te pido por favor no vengas a interrumpir su sueño,
deja se perpetué el sigiloso silencio del tiempo,
que sea eterna la armonía que la conserve dormida.

Y tu tristeza mía, acurrúcate en mis brazos,
acobíjate en la calidez de este regazo,
mientras te meso en los acordes de mi soledad.
Duerme acariciada por la sutil presencia del olvido,
envuelta en la sedante suavidad de su indolencia.

Ahora somnífero olvido, no la dejes escapar;
suminístrale en su torrente la dosis formulada,
sumérgela en tu insondable profundidad,
hazla cautiva en tus herméticas entrañas.
Te lo pido, retenla en tus paredes de impiedad.

Déjame arrullar tranquila a la tristeza,
con el sonido de las notas de la traición.
Que lentamente se realice la canción del olvido
y se consuma mi desleal complot.
No regreses nunca a despertarla, te lo pido por favor.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Un paso

Camina dando pasos, como de una carrera de obstáculos, con rabia atravesada. Una mariposa con amarillo pastel en sus alas revolotea en el caucho de un auto estacionado. En la acera un pequeño pajarillo picotea el concreto. Mira la hora en el reloj, aún es temprano, no se apresura a llegar, acorta los pasos, camina más lento excusado en los detalles del camino, sin saber que tal vez, le quede solo un paso más de vida.