jueves, 30 de diciembre de 2010

Tristeza duerme

Déjame arrullar la tristeza con una canción de cuna,
encontrar la melodía que la sumerja en el olvido.
Te pido por favor no vengas a interrumpir su sueño,
deja se perpetué el sigiloso silencio del tiempo,
que sea eterna la armonía que la conserve dormida.

Y tu tristeza mía, acurrúcate en mis brazos,
acobíjate en la calidez de este regazo,
mientras te meso en los acordes de mi soledad.
Duerme acariciada por la sutil presencia del olvido,
envuelta en la sedante suavidad de su indolencia.

Ahora somnífero olvido, no la dejes escapar;
suminístrale en su torrente la dosis formulada,
sumérgela en tu insondable profundidad,
hazla cautiva en tus herméticas entrañas.
Te lo pido, retenla en tus paredes de impiedad.

Déjame arrullar tranquila a la tristeza,
con el sonido de las notas de la traición.
Que lentamente se realice la canción del olvido
y se consuma mi desleal complot.
No regreses nunca a despertarla, te lo pido por favor.

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