martes, 31 de mayo de 2011

Final sin despedida

No recuerdo de dónde regresábamos ese día, tampoco la típica tontería por la que discutimos una vez más, solo sé que nos volteamos cada uno, sin siquiera un beso de despedida.

Llegue a la casa con la plena intención de no llamarte, que me llame él –pensaba-. A medida que pasaban los días más me lo reafirmaba, no lo llamare -me decía-, que me llame él, no daré mi brazo a torcer. Ni siquiera un mensaje te envíe en esos días, al menos para que supieras, que a pesar de todo, seguíamos aquí.

Pasaba el tiempo y comenzaba a pensar que ya era algo definitivo. Así será entonces, si eso quieres –me repetía-. ¿Sería eso lo que tú querías?, ¿Sera qué tu, aún me querías?. Ahora me lo pregunto, pero entonces…; ¡Hay orgullo! Que mal consejero resultaste ser.

Ya no recuerdo cuánto tiempo paso, qué te ocurrió, ni cómo me entere de la noticia, el saberlo en ese momento fue toda una confusión, un impacto tan grande que me hizo empezar una especie de viaje a otra dimensión. Un día regrese a la realidad. Mi madre seguía allí, esperando que volviera, que mi razón retornara y que sobre todo pudiese seguir viviendo con lo que había ocurrido. Sólo entonces lo comprendí, que ya no estabas, que este no llamarte, no enviarte un mensaje, sería para siempre, que simplemente ya no estarías más.

Me pregunto algunas veces, cuán diferente pudo haber sido todo, si tal vez ese mismo día yo te hubiese llamado, si hubiese dejado a un lado el inútil orgullo, si no nos hubiésemos quedado con nuestro disgusto. Me pregunto si con el tiempo habríamos aprendido a vivir con esas cosas tontas de cada uno que nos molestaban, si tal vez habríamos avanzado a lo que termina siendo la vida entre dos.

No tengo idea cuanto tiempo ha pasado ya, con el impacto todo lo he olvidado, o casi todo. No se ha borrado lo amargo, ni la culpa, ni ese beso que tatuaste con tu boca en mi hombro derecho, mientras hablábamos sentados en la playa. Sí, hablábamos. Muchas veces conversábamos, no todo era pelear, por algo aún estábamos juntos, por algo aún no nos habíamos mandado a volar.

Con el tiempo el cerebro juega a esconder los recuerdos, mientras que a otros los borra por completo, pero no te borra a ti, eso no lo pretendo permitir. Y los años que tan bien suelen hacer su trabajo, esta vez han fracasado. No han logrado borrar esta imposibilidad al querer echar el tiempo atrás, para entonces luchar, sin saberlo, porque vivas muchos días más.

2 comentarios:

  1. Hermoso Nati! Hermoso y a la vez doloroso. Eso deja ver q las cosas deben resolverse de inmediato y aprovechar el tiempo al máximo.

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  2. puff.. en algun tiempo en algun momento de nuestras vidas nos hemos visto proyectados en tu texto... tu enfoque es, por decirlo de alguna manera "algo" que suele pasar... siendo que le damos mas importancia a el "orgullo" y lo ponemos frente a nosotros queriendo el "el" (el orgullo) sea el que nos defienda de cualquier persona que pensamos que nos pueda hacer daño... y nos creemos el cuento.. "si me quiere...pues que el me hable"... (o ella, claro) aunque sabes? como no existe el "hubiera" supongo que a veces vale la pena "luchar" por lo que nos puede llenar de la felicidad que estamos busncado... me gusto...

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