viernes, 23 de diciembre de 2011

Sra. Nana


Creo que nunca llegamos a tener muy claro el tema de tu nombre. Petra Romelia, o había también algún Florencia por allí. Te das cuenta, nunca quedo muy claro el asunto.


Peor la tuvieron los vecinos e incluso algunos de tus amigos. Seguramente muchos te conocían de toda la vida y no llegaron a saber cómo te llamabas.


Sra. Nana, entonces me sonaba tan normal, si hoy lo escuchara me causaría gracia. Aún puedo recordar a algún muchacho del barrio conversando contigo en el patio, diciéndote Sra. Nana. Cómo se puede llamar a alguien por su sobrenombre y anteponerle un Señora. No cabe duda que el respeto mismo obligaba a hacerlo e imponía también pasar por alto el hecho de no saber tu nombre.


A la final resulto más desconocida aún  la razón de tu sobrenombre. Creo que nos era tan natural que te llamaran Sra. Nana, que nunca nos dio curiosidad saber el por qué o desde cuando te nombraban de esa manera.  Solo hasta ahora que escribo estas líneas me lo he preguntado y he remitido la interrogante a mi Padre, quien no sé si sorprendido o puesto al descubierto, me devolvió otra pregunta,-Por qué preguntas eso ahora, después de tantos años. Luego en una conversación confesábamos ignorar los motivos y aceptar lo evidente, que niñera nunca fuiste, así que de por allí no venía lo de Sra. Nana.


No se trata de ningún misterio o de algún secreto muy bien guardado, la verdad creo que para nosotros no represento mayor importancia el saberlo. Lo importante es que eras tú. Nuestra Nana.  La Sra. Nana.

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