Un “hola querida tía” serían las palabras acostumbradas para iniciar una carta, pero en este caso un “Hola” no dice nada, un “Querida tía” después de tantos años sin vernos, sonaría a formalismo, pero por más que busco, no encuentro las palabras apropiadas para empezar esta carta.
Pienso en tus fotos más recientes, pero ninguna palabra me viene a la mente, no me llegan porque no existen, no existen palabras que transmitan completamente lo que sentimos por una persona o en un determinado momento, existen lagrimas, existen largos abrazos, pero no palabras, porque las palabras son solo eso, palabras, en cambio, un largo y fuerte abrazo dice muchas cosas, dice, no puedo creer estar tocándote, no puedo creer que seas tu, que seas de verdad, que después de tantos años vuelvas a ser alguien real para mi, que ya no seas un recuerdo, un recuerdo que al pasar el tiempo se vuelve como la imagen de una película y no algo vivido en la infancia o en la adolescencia.
Mi primer brassier, mis escarpines azules, la pizza hecha en casa, el panetón con trocitos de chocolate que se resistieron a derretirse, los zapatos marrones, el suetercito verde…, no son solo regalos, cada uno representa algo, bellos recuerdos de alguien que se quiere mucho, recordar una cosa es recordar la otra.
Un fuerte y largo abrazo dice, quiero quedarme abrazada a ti, quiero seguir apretándote, sentir que eres de verdad. Unas lagrimas dicen cuanto te quiero, cuanto te extraño, cuanto dolió que tuvieses que irte, no haberme despedido de ti, cuanto me alegra saber que estas bien, que me recuerdas.
Nunca has dejado existir para mi y al verte en fotos volviste a ser real, al verte en video lo fuiste más aún, estas allí! en la distancia, pero “Estas” y siempre que estés existirá la posibilidad de volverte a ver, de abrazarte fuerte, de llorar contigo, llorar de alegría, de emoción.
No me conocerías, te has perdido muchos años de mi, te sorprendería conocerme, conocer que fue de mi, no que soy o que hago, si no a lo que llegue a ser como persona, como adulto, y de seguro yo también me sorprendería, por conocer cosas de ti que no llegue a saber por mi corta edad, con muchas de las seguramente me identificaría. Sería como conocernos de nuevo, pero igual que antes, con el mismo afecto, con el mismo amor.
Tía, perdóname por escribirte una carta que te haga llorar (yo también estoy llorando), pero es que de un tiempo para acá me ha dado por escribir así, soy tan mala diciendo lo que siento, pero cuando escribo… todo fluye y sale más bonito.
Ahora que te escribo, he pensado en algo que antes no se me había ocurrido, recordando todas las cosas por las que he pasado, de pronto te vi entre ellas y descubrí el lugar especial que tienes en mi vida, marcaste la diferencia entre todos, gracias por haberlo hecho y sobre todo por haber querido ser, un recuerdo bonito.
Te quiere mucho y siempre te recuerda, tu sobrina.
“Para la tía Tere en Italia, a quien no veo desde hace más de 20 años”
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