Siempre me creí alguien muy puntual, con la característica de estar a la hora pautada y en el lugar fijado. En muchos casos no solo llegaba antes, si no que esperaba hasta después de la hora, lo que acostumbro a llamar el tiempo de prórroga.
Hoy descubrí que no he sido tan puntual como pensaba, como aparentaba, para cosas de mayor importancia en mi vida, he llegado tarde.
Hoy cuando vi, porque probablemente ya alguien lo reservo, llego primero que yo, entonces descubrí que al conocer tarde, aparecer tarde, resulte impuntual.
Descubrí que para el amor llegue tarde. Siempre supe que era extremadamente equivocada para el amor, pero no que era extremadamente impuntual para el.
Es duro descubrirlo ahora, cuando al parecer no hay remedio, cuando no hay nada que hacer, el solo pensar que si hubiese llegado antes tal vez hubiese sido diferente, me entristece a la vez que me enseña una lección: NO SOLO HAY QUE SER PUNTUAL EN NUESTRAS CITAS SI NO TAMBIÉN EN LAS COSAS QUE AFECTAN NUESTRA VIDA ENTERA, PORQUE SI LE DAMOS DE LARGAS, CORREMOS EL RIESGO DE LLEGAR TARDE A LAS COSAS MAS IMPORTANTES DE NUESTRA VIDA.
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