Esta mañana al levantarme y pasar
cerca del espejo, vi una silueta reflejada. Volví unos cuantos pasos y observe
detenidamente la imagen en el espejo. Con
sorpresa descubrí, que había vuelto a ser Yo otra vez.
Observe cada detalle en el espejo.
La piel se notaba marchita, los cabellos más largos y de otro color, pero los
ojos seguían siendo los mismos, sin duda era Yo. Después de tantos años me
había decidido a regresar.
Ante la sorpresa del día quise
salir, caminar, ver si el cielo también había vuelto a ser el de hace muchos
años atrás. Abrí la puerta y al pisar la acera los pasos parecían pesar más,
los pies solo se podían arrastrar y al intentar bajar los escalones creí caer a
un vacío empujada por el peso y por la falta de esfuerzo en mí. Después de
bajar dos escalones decidí volver atrás, entrar a casa y cerrar la puerta.
Regrese al espejo y observe de
nuevo. El reflejo se notaba igual a unos minutos antes, no había cambiado nada.
Volví a la cama y revise en las sabanas, tratando de descubrir a dónde se había
ido la de ayer, a la que no quería la noche anterior, cuando me fui a dormir.
En busca de una última esperanza,
apague la luz, regrese a la cama, me enrolle en la sabana y deje mi cabeza
dormir sobre la almohada, esperando que al despertar fuera de nuevo la que odie
ayer.
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